domingo, 26 de junio de 2011

Busco esa película en blanco y negro que dura toda una vida. esas noches pasadas en el sofá.

  Lejos. Sin conseguir darme una explicación. Arañándome las mejillas pidiendo ayuda a las estrellas. Fuera, en el balcón, fumando un cigarrillo. Siguiendo después ese humo hacia el cielo, arriba, más arriba, más aún... Allí, donde precisamente habíamos estado nosotros. Cuántas veces he nadado en ese mar nocturno, me he perdido en ese cielo azul, llevado por los efluvios del alcohol, por la esperanza de encontrarla otra vez. Arriba y abajo sin tregua.

Por Hydra, Perseo, Andrómeda... y abajo, hasta llegar a Casiopea. La primera estrella a la derecha y después todo recto hasta la mañana, Y otras muchas. Y a todas preguntaba: "¿La habéis visto? Por favor... He perdido mi estrella. Mi isla, que no existe. ¿Dónde estará ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Con quién?" Y a mi alrededor, ese silencio de esas estrellas entrometidas. El ruido molesto de mis lágrimas agotadas. Y yo, estupido, buscando y esperanzado de encontrar una respuesta. Dadme un porqué, un simple porqué, cualquier porqué. 

"Tengo ganas de ti"; Federico Moccia.

sábado, 25 de junio de 2011

LA LLUVIA


Es curioso como la lluvia puede llevarse todo lo que quiera por delante… el polvo de los cristales, los papeles olvidados que cubren algunas calles, las flores marchitas que descansan al pie de los árboles…
Es curioso como es capaz de llevarse todo excepto los sentimientos. Ellos permanecen pase lo que pase, aunque a veces sería mejor que se marchasen…

martes, 21 de junio de 2011

Locos

Un poderoso hechicero, queriendo destruir un reino, colocó una poción mágica en un pozo del que todos sus habitantes bebían. Quien tomase aquella agua, se volvería loco.

A la mañana siguiente, toda la población bebió y todos enloquecieron, menos el rey, que tenía un pozo privado para él y su familia, donde el hechicero no había conseguido entrar. El monarca, preocupado, intentó controlar a la población ordenando una serie de medidas de seguridad y de alud pública, pero los policías e inspectores habían bebido el agua envenenada, y juzgando absurdas las disposiciones reales, decidieron no respetarlas de manera alguna.

Cuando los habitantes de aquel reino se enteraron del contenido de los decretos, quedaron convencidos de que el soberano había enloquecido y por eso disponía cosas sin sentido. A gritos fueron hasta el castillo exigiendo que renunciase.

Desesperado, el rey se declaró dispuesto a dejar el trono, pero la reina lo impidió diciendo: “Vayamos ahora hasta la fuente y bebamos también. Así nos volveremos iguales a ellos.”

Y así se hizo: el rey y la reina bebieron el agua de la locura y empezaron inmediatamente a decir cosas sin sentido. Al momento sus súbditos se arrepintieron: ahora que el rey estaba mostrando tanta sabiduría, ¿por qué no dejarle gobernar?

El país continuó en calma, aunque sus habitantes se comportasen de manera muy diferente a sus vecinos. Y el rey pudo gobernar hasta el fin de sus días.


"Veronika decide morir"